Contra la alambrada de espinos
vi abatida mi vida.
tras aquellos barrotes,
no haye otra forma de libertad,
mire al fondo y vi un mar...
un mar de sueños posible de realizar.
Pero aquella descarga,
me hicieron paralizar,
trucandome la vida,
yo la vi terminar.
Y en aquel corredor de la muerte,
donde tres letales pinchazos.
Con mi vida consiguieron terminar;
así acabando con aquella amarga
y gélida condena ,
que sobre mis hombros caía,
despues de treinta años de mala vida.
3 - 2004
No hay comentarios:
Publicar un comentario